MARTÍN CÁCERES: EL DIBUJO. Parte 1 (de 5)

En exclusiva te adelantamos la primera parte de la entrevista que hicimos Francisco Ortega, Félix Vega y Gonzalo Martínez a Martín Cáceres y que será publicada íntegramente en el volumen El Sueño de la Máquina que se lanzará en abril próximo en el Festival Internacional de Cómic de Santiago (FIC)

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Sueño MaquinaWEB

POR CARLOS REYES G.

I
LA MANO Y EL CEREBRO.

Es una tarde agradable. Sobre la mesa del café en que nos hemos instalado pueden verse algunas páginas originales de dibujos que el propio Martín Cáceres, cuyo arte será el centro de la charla, ha traído a la reunión. Sentados en corro están los autores de historieta Félix Vega (Juan Buscamares, Duam); Gonzalo Martínez (Road Story, Mocha Dick); el guionista y escritor Francisco Ortega (1899, Mocha Dick) y yo.

La conversación arranca recordando los trabajos de ilustración e historieta de Martín Cáceres en la revista literaria La Castaña (publicación que el poeta e investigador Jorge Montealegre realizaba junto a un nutrido grupo de escritores, poetas, dibujantes y diseñadores a fines de los años 80) y de sus primeras colaboraciones ilustrando los cuentos de los talleres literarios de Pía Barros y los dibujos que realizó para los poemas de Teresa Adriasola y Verónica Zondek. Más tarde publicaría en las páginas de míticas revistas de historieta como Ácido, Bandido y Asteroide (publicaciones chilenas de entre fines de los 80 y comienzos de los 90) y que atestiguarían la calidad de un joven Martín Cáceres.

Para hacer que este grupo de amigos comience la charla no hay necesidad de azuzar. La conversación arranca naturalmente como si fuese la continuación de un diálogo iniciado en un pasado reciente.

Carlos Reyes: Ustedes vieron los dibujos de Martín antes de conocerlo a él. ¿Qué les llamó la atención de su trabajo?

Gonzalo Martínez: Yo me acuerdo perfectamente. Tengo memoria emocional. A mi me impresionó. Lo que pasa es que en esa época era muy difícil evaluar porque estabamos súper influidos, nefastamente influidos, por el cómic franco-belga.

 

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Viñeta de ¡Sorpresa!, publicada en revista Acido nº1 en 1988.

Félix Vega: A tí te debe haber pasado lo mismo que a todos los que sin conocer a Martín, vimos su dibujo. A mí me pasó que era un dibujo hecho por un europeo en Europa. No había algo que delatara que faltaba ese carrete que tienen estos dibujantes europeos como Hermann, Arno, Juillard. Tenía esa precisión contundente. Yo le decía a Martín sobre esos bocetos que hace cuando va armando la viñeta, que tiene como tres etapas: El armado. Después viene la segunda, que es la que más disfruto que es como un pre-entintado que tiene soltura, pero a la vez es preciso. No hay divagación. Eso es lo que más me impresionó. El manejo de los volúmenes. La primera vez pensé que era un dibujante europeo, y estoy metiendo a Juan Giménez como dibujante europeo también, y dije: No es Giménez, no es Arno, no es Juillard. Esa fue mi sensación. Todos somos un poco Frankenstein, autoconstruidos con trozos de nuestros antecesores artísticos. Estaba eso, pero con una solidez, una seguridad, un desplante en los barcos, los aviones, las catedrales. Era todo volumétrico, a pesar de que no habían negros, no habían achurados. Era un dibujo plano, como si fuese un plano hecho por una máquina, por un sismógrafo. Es como la adaptación de Alex Proyas del Yo, robot de Asimov en que sale un dibujo hecho por el robot en que notas que es una foto a la que le pusieron un filtro para que pareciera dibujo. Aquí es como si lo hubiese hecho una máquina. Por la perfección, por la contundencia. Este tipo tiene en su cerebro esa catedral completa, unos gladiadores romanos, un tanque y los puede mover en su cerebro y dibujarlos desde donde quiera. De Martín Cáceres, eso es lo que, hasta el día de hoy más me llama la atención. Es lo que me fascina, lo que disfruto.

 

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Odisseus, publicada por entregas en la revista Arte Nueve n° 3 en 1995.

 

Gonzalo: Yo lo conocí antes de ver sus dibujos. En esa época, todos los gallos llegaban sacando su carpeta y echándosela en la cara a los demás. Como no había nada era como una competencia. Llegaba Ian Miller y sacaba sus cosas ¿Te acordai? Y dejaba ahí unos álbumes franco-belgas y se nos caía la baba. Lo primero que me llamó la atención de Martín es que había un dibujo. El tipo dibujaba. Yo creía que yo dibujaba y ahí me di cuenta de que no. Cuando lo vi dibujar me di cuenta de su capacidad para el diseño. Me acuerdo que Martín estaba diseñando unos insectos que tenían que parecer máquinas y empezó a dibujar con rapidograph ¡y estaba diseñando al mismo tiempo!

Félix: Claro, porque los tiene en el cerebro.

Gonzalo: Una cosa la puedes conocer, pero es que esto es más. Ya lo diseñó en 3D en su cabeza antes de ponerlo en el papel.

Félix: Puede dibujar algo que no existe y darle coherencia.

Gonzalo: Es como diseño automático. Uno se demora. Si yo tengo que diseñar el Nautilus, tengo que luchar contra todos los Nautilus que se han hecho y hay que encontrarle una onda. Uno raya y raya y raya y Martín va y lo dibuja al tiro. Otra cosa: hace 30 años Martín dibujaba unos autos que eran guatones abajo y con unas ventanas chicas arriba. Y ahora esos autos están de moda y se construyen. Hay unos Chrysler que son así.

Félix: Martín debió haber trabajado diseñando en Hollywood. Se lo farrearon.

04 Comando de caza-Bandido nº 20-1990WEBCarlos: ¿Hay algo de eso en tu cabeza? ¿Es cierto lo que dicen ellos o vas a destruir este maravilloso constructo con una palabra?

Martín: No sé por qué será, pero cuando uno es muy chico establece una relación con lo que ve y le gustan más unas cosas que otras. Los personajes estaban en un espacio y todos los aparatos que aparecían eran reales. De ahí tomé el concepto de que cualquier cosa que hiciera, tenía que parecer real, aunque no lo fuera. No solo tenía que ser verosímil, sino veraz. Le aprendí la maña de la documentación al Max (Carvajal) porque cuando estás trabajando con un personaje, estás trabajando con personas reales, que se percibe que están ahí (1)

Francisco Ortega: ¿Y en esa época dónde buscabas referencias?

Martín: En libros, revistas. El tema es que haya verosimilitud en lo que hago. Si hago un traje de buzo, lo invento, pero necesito partir de algo real. Necesito que las cosas que hago tengan una función, no son decorativas, sirven para algo. Algunos lo ven y otros no, pero están ahí y es algo que me gusta hacer. Más que dibujar, paso mucho tiempo pensando las cosas que voy hacer.

Carlos: Yo percibo un dibujo intelectual.

Félix: Exacto. Esas críticas, esas bromas que siempre le echan a Martín de que se demora tanto, es que está dibujando mucho antes en su cabeza. La construcción de cualquier historia, al escribir o dibujarla, no parte del momento en que empiezas a escribir o dibujar, viene de antes. Pueden ser años. Creo que ese dibujo, como es tan cerebral, necesita un proceso de análisis, de comparación. Tiene que hacer toda esa programación.

Gonzalo: La relación entre el cerebro y la mano está súper desarrollada. Mi vida profesional ha estado marcada por darme cuenta de cuán rasca soy. En algún momento, cuando yo empecé a hacer historieta, me juraba bacán. Y es la manera de empezar. ¡Si no te lo crees, no partes! (risas) Yo no encontraba que Martín fuese mejor que yo. ¡Ese nivel de ceguera tiene uno! Y en un momento me puse a hacer historieta en serio, cortitas, de seis páginas y se acomodaban a lo que a mí me salía más o menos bien. Cuando quise hacer una cosa más extensa y me obligaba a situaciones que salían de mi zona de confort como por ejemplo: un bosque. Ahí hablaba con Martín por teléfono mientras hojeaba el Lebbeus Rhan ¡Este conchesumadre dibujaba los bosques con los pinos y los árboles eran árboles, en la tierra se veían las raíces y además tenían hierbas que caían! Eso es dibujo. Yo no sé si en alguna parte prologaron algo que decía: Martín Cáceres o el dibujo ¿Alguna vez escribieron eso? Ahí te das cuenta que el dibujo despojado de todas las significaciones narrativas es insuperable, cuando hay que dibujar lo que hay que dibujar. Las máquinas y los tanques es impresionante y uno se engrupe, pero cuando vi que el árbol, la rama, la tierra y el musgo estaban ahí detrás me fui a la chucha por un año.

Carlos: Esa es la diferencia entre solo dibujar un dibujo o dibujar.

 

NOTAS: (1) Martín se refiere al guionista y dibujante chileno Máximo Carvajal (1935-2006) Dibujante de El Siniestro Dr. Mortis de Juan Marino y creador de GAE 13 junto al guionista Juan Bley. Es también autor integral de Dina y Nino en la tierra perdida de Mú, Axo y Black Sloane, entre otras célebres historietas. Puede leerse una entrevista a Máximo Carvajal realizada por Carlos Reyes para www.ergocomics.cl y publicada posteriormente AQUÍ y en el volumen Máximo Carvajal: Maestro de la aventura. (Ergocomics, 2006)

FIN PARTE 1 DE 5.

LEER PARTE 2 (DE 5)

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