Por Carlos Reyes G.
Rodrigo La Hoz es el reciente hallazgo de la nueva narrativa gráfica peruana. Fue el ganador unánime del “Premio Librería Contracultura de Novela Gráfica 2010” organizado por Benjamín Corzo y su editorial Contracultura. La publicación de su tan notable, como breve, libro ha recibido elogiosos comentarios, y no sólo en el Perú.
Sus primeros trabajos en narrativa gráfica le fueron publicados en el notable fanzine peruano “Carboncito” (liderado por el dibujante Renso Gonzales) y ya ha amenazado que próximamente los seguirá publicando en su propio fanzine: “Borde”.
Uno de los trabajos de La Hoz, publicada en el fanzine Carboncito
La aparición de esta ópera prima de Rodrigo La Hoz, a través de la editorial de Corzo, provocó un importante impacto en la nueva producción peruana independiente. Pero… ¿Cuáles son las razones de ese impacto? No sólo ha sucedido porque la historia que cuenta bien podría suceder en cualquier lugar del continente y del mundo, sino también porque Rodrigo La Hoz cuenta muy bien su (compleja) historia visualmente.
Su dibujo, simple, minimalista, es más que efectivo y se sitúa a prudente distancia de los insoslayables referentes de grandes como Chris Ware y Charles Burns, autores de los que toma elementos y los suma a sus propias formas, conformando así un estilo propio adocenado con todos los tics formales y el espíritu de una buena historieta independiente.
Borde, el fanzine prometido por Rodrigo La Hoz
A menudo, La Hoz (que ha revelado que realizó el libro como un suerte de collage a medida que avanzaba) corta las viñetas narrativas de “la vida” de Cornelio, el protagonista Islas, con enigmáticas páginas dedicadas a explorar su biofilia, y en las que exhibe cómo la vida, inevitablemente, se abre paso en cualquier lugar, en todos los rincones imaginables y a todas las escalas posibles.
Una primera hojeada a las páginas de “Islas” puede confundir al lector desprevenido, pues puede parecerle una historieta simple, anodina, pero se equivoca. “Islas” aborda las opacas y tristes vidas vidas de un grupo de seres humanos, tan freaks como posibles. Aislados habitantes de un inquietante microcosmos (o Islas) de Lima, un habitat cercano al aeropuerto de la ciudad y plagado de extraños seres, cuyas depresiones se combaten con Noxibal, de viejecitas que venden miel alucinógena y de embarazos no deseados.
El trabajo de La Hoz es desafiante y poderoso. El universo de Cornelio es el de un enajenado cultivador de champiñones que es arrastrado habitualmente por todo aquello que lo rodea, convirtiéndolo en un mero espectador de los acontecimientos de su propia existencia, hechos que continuamente lo sobrepasan: sexualidad, depresión, amigos, drogas.
Cornelio y su encuentro con el Noxibal
En una entrevista concedida al blog de ciudadano pop, el autor adelanta que “Islas” habla de: “un señor un poco perturbado que cultiva champiñones y vive entre las granjas al lado de la pista de aterrizaje del aeropuerto. Durante el cómic empieza a dar caminatas por las chacras y conoce a algunos de sus vecinos que son bastante raros y están todavía más perturbados que él. Supongo que en general trata sobre la relación de las personas con la naturaleza, el aislamiento, y las drogas” (1)
Lo bello (y terrible) de “Islas” es que, tras su lectura, puedes atisbar los rostros posibles de tus amigos y conocidos, ahí tan cerca de ti, tan reales y perturbadores que se superponen a los de Cornelio y sus amigos en la ficción del libro. Los puedes vislumbrar tanto en la culposa paternidad del protagonista, en su vacilante identidad sexual o en su apatía desenfadada que sólo cambia cuando se enfrenta a la fascinación de la vida latente en los termiteros y por los champiñones que él mismo cultiva.
Espiritismo y psicodelia en “Islas”
Cornelio ora narcotizado, ora sorprendido por los niños drogados con Floripondio (Quizá la única causa que lo conmoverá de verdad), luego un Cornelio atrapado de regreso en su propioy asfixiante microuniverso, un Cornelio que no quiere, que no busca crecer, simultáneo al Cornelio que busca solidificarse, detenerse…
“Islas” es una obra de temprana madurez y que pone a la historieta peruana en la punta de lanza de una producción que en todo el continente ya empieza a separarse de la tradición latinoamericana en narrativa gráfica.
Las breves palabras del enigmático ilustrador y dibujante Conrado Cairo publicadas en la 1º edición del volumen son esclarecedoras: “La personalidad gráfica de La Hoz es fuertísima e independiente. Ha madurado en un proceso invisible para nosotros (…) No ha sido un obsesivo devorador de comics y su contacto con el comic independiente es reciente. Y sin embargo, su desenvoltura en el manejo de esta forma de comunicación visual es impresionante. Ha entendido, sin los privilegios de la experiencia prolongada, qué es el comic y cuán lejos se puede llegar con él”.
La vida se abre paso, pese a todo
Estoy tranquilo, ya he leído el mejor libro peruano editado el año pasado… ¿Y tú? ¿A qué esperas? “Islas” te perturbará gratamente y sus personajes, delineados en pocas páginas, te parecerán tan posibles como inquietantes.
No se me ocurre mejor cumplido para una obra de ficción que sus imágenes sigan rebotando, días después del primer contacto, en las mentes de quienes se atrevieron a hollar sus nuevos territorios.
NOTAS:
(1) Para ver la entrevista completa, remitirse a: http://ciudadanopop.blogspot.com/2010/12/para-hacer-hoy-islas-de-rodrigo-la-hoz.html
Más trabajos de Rodrigo La Hoz AQUÍ
Otro de los trabajos del autor.
Excelente!